Revel, historia de la vida privada

jueves, octubre 15, 2009 |

Unos ojos grandes abiertos son signo de estupidez,
la mirada fija señala pereza;
la mirada demasiado penetrante traiciona una tendencia al arrebato,
la mirada demasiado viva y demasiado elocuente es la mirada de los impúdicos;
la mejor mirada es la que revela el espíritu tranquilo y una amabilidad llena de respeto.
No es casualidad que los ancianos digan que el asiento del alma se encuentra en los ojos.

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