El descojono padre, esto es lo que es. ¿Cómo pretendéis que me tome el hecho de que todo mi grupo de amigos al completo se esté entregando desenfrenadamente a la lujuria y la lubricidad? ¿Perversión pura! Si estuviésemos en la edad media, fray Tomás de Torquemada no daría abasto a quemar gente en las piras de las plazas mayores. En fin. Os cuento. Hablé con Rocío, la chica de segundo de Bellas Artes, y la verdad es que no me pintó demasiado sencillas las cosas. Yo tampoco pensaba que fuera a ser fácil, así que estamos en paz y armonía total. Prueba superada, pues sabéis lo mucho que me cuesta enfrentarme a este tipo de situaciones. Prueba número dos. Llamar al profesor particular chino cuyo teléfono ella me había dado. En vez de eso, llamé al teléfono de otro profesor que venía en el Tribuna Universitaria, el periódico de estudiantes de Salamanca. Hoy fui a su taller a ultimar los detalles de mi ingreso en su particular academia, y os reiréis, pero resultó ser una de esas coincidencias surrealistas de la vida: era el mismo chino cuyo teléfono me había dado Rocío. Yo lo flipo. En fin. El caso es que os alegrará saber que empiezo este lunes con mis clasecillas, y se me irá el presupuesto en comprar papel ingres y carboncillo.
Pero esto ya es otra historia. En fin, todo es alegría alegría últimamente, sobre todo desde ayer [[jeje]] No veo el día de volver a Ourense y dejar algunos cabos sueltos atados y bien atados [[y amarrados =)]] Ya sabéis. Ya no soy la que era. Ahora cuando estoy en la cama con un hobre [[hipotéticamente, desde luego, pues tal situación no se da en mi vida ahora mismo. Ni hace bastante tiempo]] sólo le pido amor. ¡No esa clase de amor, perversas! Me refiero a abrazos, y esas estupideces que nos hemos inventado para justificar el sexo y tal. Bah, estoy divagando. Me marcho a desvariar con la música a otra parte.
María.
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