Como diez hombres son muy pocos para que una resuma sus preferencias, pues me he dicho: segundas partes como esta fueron, son, y seguirán siendo siempre buenas, sobre todo para aquellas féminas heterosexuales y mozos gays que gusten darse un garbeo por este mi blog. Mi amiga Luisa me dijo un día, mientras veíamos Crash, la de Cronenberg, que no era un síntoma muy bueno de salud mental que James Spader me pusiera tierna [por no decir otra burrada]. '¡Es perverso María, no lo hagas!', me decía bastante alarmada. Yo hice oídos sordos, y además pensaba: pues si es perverso, mejor que mejor, la de perversidades que podríamos hacer los dos junticos; y las profecías de una antigua compañera de piso se cumplieron: 'A tí te gustan más los hombres que a un tonto un lápiz.' El tiempo le dio la razón. He aquí, pues, mi segundo ranking en lo que a hombres se refiere. Eso sí, creo que ninguno se depila, gracias a Dios.
10. Rufus Sewell: nuestro idilio comenzó en Dark City. No sé si es por el ojo birollo ese, pero tiene la virtud de ponerme nerviosa cada vez que aparece por una pantalla, y con el tiempo he llegado a comprender que un hombre que me pone nerviosa me interesa inevitablemente.
9. Joaquin Phoenix: lo mío con Joaquin se remonta a aquella vez que lo vi hacer de cura en Quills; ver a Joaquin Phoenix vestido con sotana, y comentiendo un acto necrofílico fue demasiao pa mi body. Desde aquellas estoy convencida de que es un romántico empedernido.
8. Cary Grant: Cary Grant es un hombre de pies a cabeza. Eso es algo que cualquiera puede ver en cualquier película de Cary Grant. Y eso es suficiente. Y, por supuesto, esa manera de llevar los trajes. Y la rumorología, que aseguraba que ocultaba un tesoro en su enterpierna comparable al de Mandingo. Y la otra rumorología que afirmaba que una cola de mujeres aguardaba a la entrada de la caravana y el tipo tenía empaque suficiente para atenderlas a todas sin rechistar. Oye, a lo mejor solamente les hacía la manicura...
7. David Duchovny: mira que no pasé yo toda mi adolescencia envidiando a la petarda de la Scully, y luego resultó que se llevaban a matar. Entonces pasé a envidiar a Téa Leoni. Qué tiempos aquellos, y que éste hombre todavía me sugiera, como decía el chiste de curas, malos pensamientos no, padre, ¡buenísimos!
6. Jon González: sí, ya sé que es el del internado, y es un nene. Pero es que una no es de piedra, por dios. Y ahora, voy a intentar dejar de mirar la foto.
5. Paul Bettany: éste también tiene una historia truculenta detrás. Primero lo vi en una chorrez titulada Destino de Caballero y ya me emocioné, todo lo cual ya es de por sí bastante truculento. Pero después lo vi en la pésima El código Da Vinci vestido de monje albino, y dándose zurriagazos en la espalda con un látigo; por si esto fuera poco, ¡tenía un cilicio torturándole sin tregua [como decía el Chivi] la pierna! Y yo me dije para mi capote: a tí te iba a dar yo lo tuyo, Paul Bettany.
4. Vincent Cassel: no sé que me pasa con algunos hombres, que paso del desagrado, a la indiferencia, al interés, y finalmente, al desmelene total. Esto me pasó con Vincent Cassel. La primera vez que lo vi, probablemente en Irreversible, pensé: ¿y este troll del inframundo está casado con la Belucci? Algo ha de tener, pensé maliciosamente. Poco tiempo después salió en un anuncio de Yves Saint Laurent y me dije: o mucho ha mejorado, o muy cegata he estado yo y mis sospechas se están confirmando. Finalmente, lo vi en otra peli, Flashback, de nuevo con su señora esposa. Y tuve que rendirme a sus encantos super-viriles. ¡Qué manos, señor, qué manos!
3. Hugh Laurie: es que el Dr. House es un Clint Eastwood de la medicina, y claro, ya me dirán ustedes, ¿a qué mujer no le gusta un tipo duro? Al bueno de Hugh parece que aún no se le ha activado el gen recesivo-degenerativo ese que tienen los ingleses, que a la que se les enciende, zas, se convierten todos en clones de Carlos y Camilla. Que siga así, que le sienta de infarto.
2. James Spader: ¿qué pasa con Spader que siempre lo veo en películas en las que es un vicioso sin redención posible? Primero en Crash, donde es un pervertido que se excita con accidentes de coches; más tarde en Secretary, donde es un abogado sádico que se dedica a darle azotes a su secretaria cada vez que ésta mete la zueca con la ortografía de sus cartas y, para rematarla lo veo en Sexo, mentiras, y cintas de vídeo, donde es un friki de rara sexualidad que gusta de grabar en vídeo a mujeres que relatan sus experiencias sexuales. Pues eso: ¿y qué si James Spader es un vicioso? Donde hay vicio, habrá alegría, vamos, digo yo. James: aunque ahora ya estés mayor y parezcas una señora, te veo de jovenzuelo y he de decirte que me pones. Mucho.
1. Gary Cooper: desde que le vi en El manantial, me enamoré. Sobre todo en una escena en la que aparece empuñando una taladradora, con ese brazo peludo y musculoso, trabajando en un bloque de piedra, sudando al sol, mientras Patricia Neal lo mira desde lejos y sólo le falta relamerse. No la culpo. ¡Viva el trabajo pesado!